(Madre e Hija) |
-hija, como ya sabes,
por lógica yo protegía a una persona como a cualquier otro ángel se les
asigna una. Solo que nunca pensé que
pasaría a más de lo que yo era, solo un ángel
guardián, tu padre era esa persona a la
cual yo tenía que proteger, y nos enamoramos profundamente, solo que eso no se
permite, por eso yo renuncie a mi encomienda, por ti y por tu padre, porque los amaba y no había
otra cosa que me hiciera más feliz que estar a su lado.
Esas palabras hicieron que lo más profundo de mi ser se
estremeciera, de haber sabido eso, me
hubiera tragado mis palabras, jamás las hubiera dejado salir, de haber sabido
que para mi mamá era algo muy importante ser un ángel guardián.
Pero si mi padre se enamoró de su ángel guardián, puede ser
que Elías….no no.. que ridiculez, por
favor si apenas lo conozco, es.. es una tontería.
Mi corazón latía cada vez más rápido con el simple hecho de
pensar que podría haber algo entre nosotros, algo más que compañeros de baile y
ángel guardia. Mis mejillas ardían, mi
respiración agitada, le demostraba a mi
mamá lo nerviosa que me ponía y la pena que demostraba al ver la imagen en la
mesa.
Mi madre suspiro y
mostro una leve sonrisa mientras me abrazo, me dijo que lo pensara y que la
decisión que tomara seria la correcta, no importara cual fuera.
Me fui a mi habitación y
me recosté en mi cama, no dejaba de pensar en lo que mi mamá me había
dicho, estaba perdida, mi cabeza estaba
a punto de explotar , así que tome un
baño bien frio para despejar mi mente, me cepille los dientes y dormí un rato.
Mi imaginación
volaba, empezaba a creer que, podría haber una razón por la cual Elías sería la
persona a quien debería proteger.
Me desperté temprano como todos los días y camine por las
calles de la Rose y la avenida Sedinton, para despejar mi mente compre una malteada y admiraba el
paisaje, me encontré a la señora Esmeralda que siempre sale a regar
las flores de su negocio, es una florería, allí puedes encontrar las flores más
hermosas que te puedas imaginar.
-hola, mi niña, como esta todo?-dijo mientras habría la tienda.
-muy bien gracias, tal vez tendré una oportunidad para
representar los papeles principales de un baile en un mes.
-oh, pues eso parece muy emocionante, todavía recuerdo mis
tiempos de juventud, como nos encantaba bailar, claro no tan hermoso como el
tuyo mi niña-dijo sonriendo y tomando mi
mano.
Me parece, una señora encantadora, si me preguntaran
quien puede dar las flores más hermosas del mundo, seria ella. Creo que para que
alguien pueda dar unas flores como esas, tiene que ser tan encantadora como ella.
Además habla con las flores como si estuvieran
vida, ella dice que todo lo que nos rodea tiene que ser tratado con
delicadeza y gentileza.
Creo que tiene razón, en este mundo sin sentimientos, no
encontramos muy a menudo gente como esa.
Mientras admiraba las hermosas creaciones, que florecían en
su huerto que se encontraba en la parte de atrás de su negocio, sentí un
tirón en mi pecho , algo que me hacía
sentir preocupada, miraba para todos lados, mi subconsciente buscaba algo o más
bien a alguien, de repente empecé a correr, correr, buscando …
No sabía exactamente que era, pero era algo importante algo
que me hacía sentir angustiada, mi corazón latía tan rápido y mis emociones
estaban a mas no poder, cuando en mi mente se reflejaba una imagen algo
borrosa, a alguien, una persona pidiendo ayuda, estaba en problemas en un lugar
algo parecido a una colina muy elevada, caía y caía por las escaleras de
cemento, mientras mi mente procesaba las imágenes me di cuenta de que aquella
persona a la que yo estaba viendo era Elías y que estaba en peligro.
En el instante todo lo que me había enseñado mi madre y Lázaro,
se activó en un instante, mi mitad ángel estaba dispuesta a protegerlo así que
tome impulso desde la punta de un callejón y mientras corría, sentía como
salían de mi un par de alas blancas que remontaron el vuelo hacia donde yo
creía que era “La Colina Somer”, pero no pude ver a nadie cayendo por las
escaleras de la colina, como lo había visto en mi mente, sino que solo
alcanzaba a ver a alguien dirigiéndose a las escaleras, no alcanzaba a ver
quién era exactamente, por la distancia
que mantenía, cuando me tuve que acercar para a ver mejor, pude notar que era Elías
quien estaba dispuesto a bajar la colina por las escaleras, me di cuenta que si
no me apresuraba, la secuencia de imágenes que se reflejaron en mi mente, era
un premonición, y no hacía falta ser tan inteligente para darse cuenta de que
si no me apresuraba, podría ser demasiado tarde.
Mientras mis alas desplegadas en el aire mostraban toda la
velocidad posible, mis manos se estiraban para tratar de alcanzarlo antes de
poner un solo pie en las escaleras, me aceleraba, lo único que pensaba era
tratar de detenerlo. ¿Qué pasaría si no llegaba a tiempo?, no podía ni siquiera imaginarlo.
A unos pocos metros de su encuentro, mire de reojo a los lados y se notaba como el
agua de la lluvia de anoche, quedo acumulada en pequeños charcos, cuando fijo
de nuevo la vista hacia Elías, note como se resbalaba con uno de los charcos
próximos a las escaleras…
No….nooo…no llegare..
yo, Dios no… yoo…
¡Eliaaaas!
Mis ojos estaban cerrados, pero mi cuerpo se aferraba a
algo, era Elías que estaba entre lazado en mis brazos,
con la mirada hacia el suelo, estaba volando o se puede decir que lo había conseguido, lo alcance en el
último momento, conseguí protegerlo.
No lo soltaba estaba
tan feliz, pero él por el contrario estaba, asustado; claro, de repente estaba a
más de 2 metros del suelo suspendido entre el aire con la única cosa que lo
sujetaba, “yo”.
Busque un lugar seguro en donde pudiera dejar a Elías y
saliera sin que pudiera ver mi rostro, no quería que en este momento supiera
que era yo, así que encontré un camino con muchos árboles gruesos y grandes que podían cubrir perfectamente
a una persona y aun ángel guardián.
Cuando aterrice, baje a Elías con cuidado porque estaba
todavía consiente y no quería que me notara, lo acomode en una de las
bancas blancas que encontré y cuando me disponía a irme sin
dejar rastro dispuesta a levantar el
vuelo antes de que me descubriera, oigo a mis espaldas.
-qui …. quien …. eres… tu ..?- con una voz que no articulaba
muy bien las palabras, Elías se dirigía a mí, apenas pudiendo entre abrir los
ojos.
Así que no lo dude ni un minuto y levante el vuelo, aunque
sabía que me había notado Elías, aunque no me había reconocido aun, no iba a
esperar a que lo hiciera.
Mientras me apresuraba, volando entre las nubes y admirando
el paisaje, calculaba que podría llegar todavía a los ensayos de la primera
hora. Así que mientras aterrizaba y me escabullía para que no me vieran, deje
mi forma de ángel y entré a los camerinos para cambiarme de ropa y entrar lo
antes posible a la clase.
Mientras corría hacia el salón, trataba de inventar una
buena excusa, para evitar un buen regaño.
-Buenos días, siento llegar tarde pero …. tuve un imprevisto
antes de venir.
-Más bien buenas tardes, señorita-Dijo madam Amed, mientras
fruncía el ceño y cruzaba sus manos- con
una mirada de “Ensayaras hasta morir”.
La entiendo, ya había dado mi promesa, de que me
comprometería con ella y los ensayos con Elías, pero de que serviría si lo deje
abandonado en la colina, sabía que
aunque hubiera recuperado el
conocimiento no podría llegar a tiempo aunque tuviera alas, (algo gracioso
porque yo si llegue volando a la academia,
y que por poco no me dejarían
entrar), me imagino que después
de los ensayos correctivos de madam, me hará una serie de preguntas acerca de
mi retraso y me tendría que compensarlo
de algún modo u otro.
Mientras me cambiaba después de recibir los azotes de madam
Amed con las rutinas de entrenamiento, espere unos cuantos minutos para que
madam siguiera con el interrogatorio que empezó hoy por la mañana, pero note que no había nadie en su oficina así
que, lo primero que paso por mi mente fue: “el estacionamiento” - fue lo que se me ocurrió después de que
muchas de mis compañeras preguntaron sobre las audiciones y las hojas que
tendríamos que llenar para las
inscripciones de los ensayos, pues
todavía no nos los había dado para poder tener un lugar entre tantas
personas que quieren los papeles principales.